Este trío es lo mejor que me ha pasado en temas de autobronceado.
La crema autobronceadora corporal es gradual, así que tú decides qué tanto bronceado quieres. Se aplica como una hidratante normal, se absorbe rapidísimo y no mancha absolutamente nada. Ni ropa, ni sábanas. ¡Un sueño!
El serum facial es suave, ligero y deja un glow dorado precioso en la piel. Se mezcla perfecto con la rutina de skincare y el resultado es súper natural—cero naranja, cero parches.
Y la brocha… wow. Ayuda a que todo quede perfectamente difuminado, sobre todo en zonas como pies, manos, codos y cuello. Sin líneas raras, sin acumulaciones. Todo se funde con la piel como si el bronceado fuera real.
Lo mejor: ese miedo de manchar la ropa o quedar a parches se va completamente. Es un bronceado limpio, bonito y buildable. Lo recomiendo con los ojos cerrados.